Muchas veces, por miedo al cambio, o a afrontar una realidad que no es de nuestro agrado, decidimos continuar en un camino que nos causa infelicidad; relaciones rotas, amores desgastados, nos conformamos con cariños forzados, con besos que saben a hastió, a rutina, a cansancio.
Pasa frecuentemente que pese a saber que el final es inminente, lo prolongamos siempre un poco más, siempre con la esperanza de que todo puede mejorar, sin entender que a veces es mejor poner un puto final a tiempo, y cerrar ciclos para poder continuar.
¿De qué nos sirve quedarnos en relaciones destructivas, si a final de cuéntanos nos causarán heridas que por mucho tiempo dolerán?
Sí, yo sé que nunca ha sido fácil decir adiós, ni mucho menos, guardar los recuerdos en un cajón, sé lo mucho que cuesta acostumbrarse a continuar, a recorrer el camino solo, ese camino en donde antes había alguien que nos solía acompañar.
Creo que lo que más duele, no es el adiós, lo que en realidad lástima, son los recuerdos que quedan de un gran amor, de dos personas que lo fueron todo y sin embargo, hoy ya no.
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Aun con todo esto, debes saber, que pese al dolor que deja una despedida, a veces las cosas buenas terminan, solo para que otras mejores puedan comenzar…
Y esto no aplica solamente en el amor, o en una relación, aplica en la vida misma, en el trabajo, en la vida cotidiana, debes tener la perspectiva, de que lo mejor aún está por llegar.
Así, que cierra los ojos y respira, toma aire, abre los ojos nuevamente y descubre lo bella que es la vida, y sobre todo, sonríe, sonríe con tu sonrisa más franca, con tu sonrisa más bonita, pues no tienes idea de quién se puede enamorar de tu sonrisa.
Suelta el pasado, disfruta el presente y espera siempre lo mejor de tu futuro…
Escrito por: Señorita Libélula.